Los auriculares de Jordi Savall

El sábado pasado en el suplemento Estilos de Vida (ed papel), de La Vanguardia publicamos un perfil de Jordi Savall. Lo entrevisté hace unos meses, en su casa, y disfruté enormemente de su conversación. Es un sabio de los de antes, un erudito que lleva 40 años buceando en la historia y rescatando el patrimonio musical de todo el mundo y poniéndolo en contexto. Dentro de poco en el Magazine publicaremos una entrevista más larga y en profundidad.

Es uno de los investigadores e intérpretes de música antigua más importantes del mundo. Y lleva más de cuatro décadas dedicado a recuperar el patrimonio musical de la humanidad, lo que le ha valido numerosas distinciones, entre las últimas el Leónie Sonning considerado el Nobel de la música.

Imagen

Léelo en PDF en castellano Los auriculares de Jordi Savall o en català, Els auriculars de Jordi Savall .

O en texto seguido (este texto es algo diferente de la versión que finalmente se publicó. Ésta versión es algo más larga).

Es una mañana cualquiera. Los rayos de sol se cuelan a borbotones por los enormes ventanales del estudio que Jordi Savall (Igualada, 1941) posee en Bellaterra, cerca de Barcelona. Tal vez más propio de un erudito que de un músico. Pero es que este violagambista experto en música antigua es más que un músico, es un sabio; y  atesora en sus melodías retales de la historia, la literatura, la filosofía, la ciencia, el arte. Incluso la política.

Buena prueba de ello son las paredes repletas de estanterías con miles de libros; tratados originales del siglo XVII, novela moderna y clásica. Ensayos. Atlas. Guerra y Paz, El comercio de esclavos, Erasmo, Suite francesa. Láminas de arte; alguna foto de familia. Y varias mesas de trabajo, “así puedo tener varios proyectos abiertos a la vez e ir dedicándome a ellos de forma cómoda”, aclara, con una voz sosegada y grave, muy suave. Y una sonrisa sencilla tras sus diminutas gafas. Y luego, claro, tablaturas y partituras, y partituras, y partituras. Por todas partes.

De uno de sus escritorios, Savall regresa con un cuaderno entre las manos y con delicadeza lo muestra y explica que se lo compró de muy joven, en la tienda de música Beethoven, que aún sobrevive en Barcelona. El cuadernillo, sin una sola doblez ni rasguño, contiene piezas de Marin Marais, un violagambista y compositor francés de finales del siglo XVII capaz de componer las melodías más tristes y que es también uno de los personajes centrales de la película de 1991 Todas las mañanas del mundo, del cineasta francés Alain Corneau, a la que Savall puso música. Y tanto gustó esa música que durante semanas la banda sonora se situó entre los 10 artistas más escuchados del momento, desbancando incluso a Michael Jackson.

“Fue una experiencia extraordinaria. La historia del film era muy bonita y fue una enorme sorpresa que la música entusiasmara a mucha gente. ¡Y eso que son las músicas más tristes y melancólicas que te puedas imaginar!”, recuerda Savall. Y sólo él sabe la fórmula para conseguir, cual flautista de Hamelín, seducir a un público tan variado. Y sorprendentemente joven. Que acuden en todas partes del mundo a escucharlo en sus conciertos.

“Es lógico, porque la música antigua es a menudo muy novedosa, la descubres en el recital muchas veces. Además, estas músicas antiguas aportan una relación rítmica y melódica muy intensa. Te entran muy directamente. Te emocionan, el componente más importante de la música. Porque sin emoción no hay memoria”. Por eso, dice, es tan importante al hacer un concierto o un disco que el artista transmita emoción.

También trata de capturarla en sus grabaciones. Y desde hace más de cuatro décadas lleva siempre con él unos pequeños cascos, “ligeros, plegables y de gran calidad”, que utiliza, justamente, para escuchar las grabaciones que ha realizado en su estudio; o música cuando está de viaje. “Es lo que me mantiene conectado con lo que hago”, explica y añade que necesita estar seguro cuando realiza una grabación de que el sonido que se registra “es el más próximo posible de lo que siento cuando estoy tocando”.

Es una obsesión, asegura, que le acompaña desde hace medio siglo. “Una de las mayores frustraciones que sentía al principio era grabar un instrumento y luego al escucharlo darme cuenta de que aquella grabación sonaba horrible, sin harmónicos. Estos pequeños cascos tienen mucha fidelidad, sin exageraciones de agudos ni de bajos. Ofrecen exactamente el sonido que se ha grabado y para mí eso es esencial”.

 

(Despiece)

Un músico prolífico

Este año Jordi Savall está de celebraciones.  Hace 40 años que fundo Hespèrion XXI, un conjunto de música antigua con instrumentos históricos pionero en Europa. Además, se cumplen 25 años de la fundación de Le Concert des Nations, una orquesta de música barroca, y otros 27 de La Capella Reial de Catalunya. Como cada año, este prolífico músico catalán tiene por delante unos 150 conciertos y al menos dos o tres o más proyectos discográficos –hay años en que publica cinco o seis álbumes-, a parte del libro-álbum Balkan. Miel y sangre. Los ciclos de la vida que acaba de editar y para el que ha contado con la colaboración de músicos de los Balcanes.

Esta primavera, en España, actuará en Zamora, Oviedo, Sevilla y también en Barcelona, donde en mayo ofrecerá un concierto en el Auditori junto a la formación La Capella Reial de Catalunya en el que interpretará una pieza extraordinaria aunque poco conocida del quinto hijo de JS Bach; será una de las pocas interpretaciones que se han realizado en Europa. Y poco después, en el Liceu, dará un concierto “con vocación histórica”: desde la guerra del corpus de sangre hasta la paz de Aquisgrán. “Es un programa que a través de las canciones recuerda las etapas en la historia de Europa. Porque la música es la verdadera historia viva del ser humano”.

 

Deja un comentario