La máquina de escribir de Victòria Camps

Es una de las pocas mujeres filósofas del país y toda una referencia en ética. Catedrática emérita de filosofía moral y política de la UAB, presidió el Comité de Bioética de España y actualmente está al frente de la Fundación Víctor Grífols i Lucas también de bioética.

(Perfil publicado en el suplemento Estilos de Vida de La Vanguardia, el pasado sábado 12 de diciembre de 2014)

Captura de pantalla 2014-12-15 a las 10.54.05

Léelo en PDF: La máquina de escribir de Victòria Camps o si ho prefereixes, llegeix-lo en català: La màquina d’escriure de Victòria Camps

O en texto seguido:

“Hija mía, ¿por qué no estudias farmacia? Te podríamos ayudar, montarte una farmacia. Porque mira que filosofía…”, recuerda Victoria Camps (Barcelona, 1941) que su madre le aconsejaba. Pero ella tenía claro que lo que le gustaban eran las humanidades. De ahí que al acabar el bachillerato, optara por filosofía y letras, “una carrera de mujeres y de curas y monjas”. Y fue una de las tres mujeres de las 25 que eran en clase que decidió seguir estudiando una carrera universitaria.

“Afortunadamente, las cosas han cambiado y si hoy le preguntas a una niña pequeña qué quiere ser de mayor no te dirá que sólo madre. Está socialmente asumido que todos debemos y tenemos derecho a dedicarnos a una profesión”, considera Camps, para quien la filosofía debería ser una segunda carrera. “Siempre le aconsejo a mis alumnos que estudien algo más, derecho, economía, periodismo, medicina, lo que les guste. Porque la filosofía te enseña a pensar, a razonar, te da referencias de otros filósofos del pasado. Y lo interesante es poder usar ese bagaje para pensar cuestiones actuales”.

Y es lo que Camps ha hecho desde que terminó sus estudios, sobre todo en el campo de la ética. “Es la pregunta que todos nos hacemos ante una situación complicada sobre qué debemos hacer. Y respondemos en función de unos principios, valores, normas que aprendemos a lo largo de la vida. Ética es orientar la conducta conforme a esos principios”. Eso sí, si bien ha presidido el Comité de bioética de España y es miembro del de Cataluña, le disgusta que la presenten como profesional de la ética. “Los filósofos nos dedicamos a dar razones y a argumentar sobre decisiones determinadas, pero no somos moralistas”, esgrime y aclara que prefiere que la presenten como filósofa.

Muchas de las reflexiones y ensayos que ha publicado vieron la luz, por primera vez, tras las teclas de una máquina de escribir que tiene más de un siglo de vida y que haría las delicias de los coleccionistas. Perteneció a su abuelo, abogado. La usó durante muchos años y después, de esa pieza vintage, saltó directamente al ordenador. Entre risas, recuerda cómo “cada vez que te equivocabas era arrancar la hoja y vuelta a empezar”. Con ella escribió la tesina, la tesis doctoral y numerosos artículos. ”Ahora necesito sentarme al ordenador. Me pongo frente a la pantalla y es cuando comienzan a surgir las ideas. A mano, ya imposible”.

—Despieces—–

Asegura esta catedrática que la ética se puede aplicar a todos los ámbitos, no sólo la medicina, también la empresa y la política. De hecho y paradójicamente formó parte del equipo al que Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat, hace un año y medio encargó desde su centro de estudios que confeccionaran una Código ético nada más y nada menos que para… políticos.

 

Demasiado dogmatismo

Los comités de bioética suelen estar formados por expertos procedentes de diversos ámbitos, desde juristas y filósofos, hasta farmacólogos, médicos, biólogos, entre otros. Se busca, desde el diálogo y la comunicación entre disciplinas plantear dilemas y hallar una solución. No obstante, aunque en España no ocurre como en otros países, como Italia, donde hay miembros del sector católico en los comités, sigue habiendo dogmatismo. “Zapatero fui quien creó el Comité de Bioética de España. Más tarde en su legislatura, aprobó la ley del aborto, aún vigente. Sorprendentemente no pidió la opinión del comité para ello. Aún así, quisimos redactar un informe. Antes de comenzar ni tan siquiera a discutir entre nosotros, una persona del comité ya anunció que votaría en contra, porque era contrario al aborto. Este dogmatismo es real y es frecuente. Resulta imposible dialogar con personas así”.

 

 

 

 

Deja un comentario