El libro de Fernando Trueba

Un Oscar, una decena de Goyas y algunos premios más. 11 películas, tres documentales, varios álbumes, una peli de animación, un libro. Hermano y padre de directores de cine. ¿Qué más se le puede pedir al realizador más francés y con más sentido del humor de la Academia del cine español?

(Perfil publicado en el suplemento Estilos de Vida de La Vanguardia, el pasado 3 de enero de 2015)

Fotos: David Airob

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“De todas las historias de la Historia, la más triste sin duda es la de España, porque termina mal”. Si ya lo decía Jaime Gil de Biedma. “Y no es poesía, es constatación 100% científica”, asegura Fernando Trueba (Madrid, 1955), para quien “España no es país de cultura. Hemos conseguido hacer un país de idiotas, no sólo porque no se lee, sino porque, y es lo que más me entristece, la cultura está mal vista”.

Este realizador de cine, “más francés que muchos franceses”, está realmente preocupado. Cuando era él pequeño, explica, sus padres, que nunca habían podido estudiar, mitificaban la cultura y se deslomaban para que sus hijos, nada menos que ocho, la tuvieran. Ahora sin embargo, impera una especie de menosprecio por el saber, se lamenta. “Me pregunto quiénes van a sustituir a los sabios e intelectuales de generaciones pasadas, que tenían un conocimiento inabarcable”.

Bien podría ser él uno de esos sabios que tanto añora. Músicaherido, cineherido, arteherido y, sobre todo, letraherido. “Aunque yo no sea escritor, lo que más amo en el mundo son los libros. Es donde más feliz soy, en los libros, y lo que más acompaña. Siempre he pensado que el mejor diseño que el ser humano ha hecho jamás es el libro”. Eso sí, “en papel, claro”, apostilla.

En su casa, cuando él nació, no había ni uno solo. 15 años más tarde, al llegar David Trueba, el menor de la saga, la casa ya estaba llena. “Los libros los metimos los hijos con la complicidad y el aplauso de los padres. No había ni un duro para darte el fin de semana como les daban al resto de niños. Pero si pedías para un libro, te lo daban”, recuerda este cineasta.

Y de todos los que posee, en concreto hay uno al que le tiene un cariño muy especial; lo leyó de jovencito, primero en castellano y luego más tarde lo compró en su idioma original, en inglés, las “Fábulas fantásticas”, de Ambroce Bierce. Lo muestra, con delicadeza, bien forrado en plástico, para que no se estropee ni lo más mínimo. Es, además, la primera edición americana, de 1889. E incluso está firmado por el hijo del autor.

“Para mí tiene algo precioso [este libro] y es que prefigura el humor de Groucho Marx, que es el humor que más me puede gustar. Absurdo, surrealista, cáustico, con una mezcla que hace que sueltes una carcajada y la siguiente se te quede congelada. Y con algo de mal humor en el humor”.

—Despieces—–

Con humor, siempre

Los hombres serios no son de fiar. O eso cree este realizador madrileño, para quien el sentido del humor es esencial. “Quien no lo posee es como quien tiene un defecto físico y te lo digo yo, que tengo uno. No tener sentido del humor es idiota y peligroso. Empieza por uno mismo, por la capacidad de reírse de sí mismo, no por hacerte gracia”, considera. Y el humor es una de las constantes de sus películas. “Siempre he creído que lo mejor que puede hacer uno en la vida es hacer reír a la gente. Cuando ves una sala de cine llena de gente riendo eso es droga pura, lo más bonito que hay, una especie de comunión colectiva que da más subidón que un Barça-Madrid o que una mani contra el gobierno”. Incluso en su última film, asegura, hay humor, “El artista y la modelo”, en que retrata la relación, artística y vital, entre un viejo escultor y una joven huida de un campo de refugiados en 1943 y que acaba de ser galardonada con el premio Borau-RAE al mejor guión cinematográfico.

Las cosas más bellas

Cosa curiosa, los personajes de La niña de tus ojos llevaban años revisitándolo. Trueba apuntaba y apuntaba hasta que al final se dio cuenta de que tenía un nuevo guión, La Reina de España. Insiste, no es una segunda parte. También acaba de producir un disco con Estrella Morente, “Amar en paz”. “Es una de la cosas más bellas con las que yo he tenido que ver en mi vida. Sé que cuando ya no estemos aquí, habrá gente oyéndolo todavía”.

Una respuesta a “El libro de Fernando Trueba

  1. No sè si sea el mejor lugar para decirlo, recibiendo un premio español, pero lo que aquí opina el Sr, Trueba, es una más de las realidades a la que nuestros gobernantes, sean estos del país o del Partido que sean, nos han llevado a pensar, pues ellos son los primeros apátridas que no conocen Dios ni pueblo a la hora de robarle al Contribuyente que es al fin y al cabo el País, no es el suelo por donde pisamos, a España, asì con mayúscula, la forma su gente, sin ella no hay patria ni patriotas,, de que nos asustamos si ser ciudadano últimamente sólo te da el derecho a ser robado con impunidad y sin piedad, cómo poder amar a un País que no tiene amor por su propia gente, que no te defiende; un poco de corazón para la España que tras unos pocos, muy pocos años de auge, ha casi llegado a una situación económica de posguerra, corazón para el mundo, ya que somos una sola especie, con una antepasada comùn,

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